A mucha gente parece preocuparle el hecho que la humanidad (o al menos las sociedades "favorecidas" como la nuestra) ha adoptado un estilo de vida que atenta contra lo natural en casi todos los aspectos. Hay muchos puntos de vista que critican costumbres habituales que tenemos actualmente como el tipo de alimentación, formas de subsistencia y todo tipo de actividades cotidianas, desde las campañas en contra del aborto, los transgénicos y el uso de células madre o a favor de los productos "orgánicos", los biocombustibles y los métodos anticonceptivos "naturales", entre muchos otros ejemplos.
Todos los ejemplos anteriores tienen argumentos valiosos para defender su postura, sin embargo, todos ellos inevitablemente caen en graves contradicciones, pues nadie es capaz de establecer una clara definición de lo que es natural, un criterio que es imprescindible para poder emitir un juicio objetivo. Por tal razón dicha discusión siempre causará gran polémica y dificultad para establecer un marco legal que regule dichas actividades, siempre habrá opiniones a favor y en contra y poca posibilidad de consenso.
¿Porqué ocurre esto? En mi opinión es por la gran diversidad de pensamiento (algo obvio por supuesto) pero principalmente porque no somos consientes de que nuestra especie desde el comienzo de la civilización ha sido un agente que modifica el ambiente en el que vive, dicho efecto aumenta a la par de que la población crece, nos volvimos expertos en explotar los recursos y transformar el ambiente para nuestro beneficio, creamos los sistemas económicos que más que medios de subsistencia han sido auténticos instrumentos para el beneficio desmedido de unos pocos. El resultado es un círculo vicioso que lejos de frenarse se expande sin límite hasta llegar hoy en día al máximo en términos de sustentabilidad.
Sin embargo dicho comportamiento no deja de ser algo natural, pues como especie es claro que tenemos ese impulso de buscar subsistir y perpetuarnos, pero en lo personal me parece un auténtico misterio cómo es que apareció en la mente de los hombres la idea de la propiedad y más aún cuándo la codicia superó las necesidades básicas.
Ojalá algún día no muy lejano dejemos de insistir en la clasificar las cosas naturales de las que no lo son y en vez de ello utilizar todo el conocimiento y la tecnología que tenemos a la mano para revertir la situación y podamos nuevamente pensar cómo subsistir dejando de lado la codicia para frenar el gravísimo deterioro ecológico que hemos causado a lo largo de nuestra historia en este planeta.
Todos los ejemplos anteriores tienen argumentos valiosos para defender su postura, sin embargo, todos ellos inevitablemente caen en graves contradicciones, pues nadie es capaz de establecer una clara definición de lo que es natural, un criterio que es imprescindible para poder emitir un juicio objetivo. Por tal razón dicha discusión siempre causará gran polémica y dificultad para establecer un marco legal que regule dichas actividades, siempre habrá opiniones a favor y en contra y poca posibilidad de consenso.
¿Porqué ocurre esto? En mi opinión es por la gran diversidad de pensamiento (algo obvio por supuesto) pero principalmente porque no somos consientes de que nuestra especie desde el comienzo de la civilización ha sido un agente que modifica el ambiente en el que vive, dicho efecto aumenta a la par de que la población crece, nos volvimos expertos en explotar los recursos y transformar el ambiente para nuestro beneficio, creamos los sistemas económicos que más que medios de subsistencia han sido auténticos instrumentos para el beneficio desmedido de unos pocos. El resultado es un círculo vicioso que lejos de frenarse se expande sin límite hasta llegar hoy en día al máximo en términos de sustentabilidad.
Sin embargo dicho comportamiento no deja de ser algo natural, pues como especie es claro que tenemos ese impulso de buscar subsistir y perpetuarnos, pero en lo personal me parece un auténtico misterio cómo es que apareció en la mente de los hombres la idea de la propiedad y más aún cuándo la codicia superó las necesidades básicas.
Ojalá algún día no muy lejano dejemos de insistir en la clasificar las cosas naturales de las que no lo son y en vez de ello utilizar todo el conocimiento y la tecnología que tenemos a la mano para revertir la situación y podamos nuevamente pensar cómo subsistir dejando de lado la codicia para frenar el gravísimo deterioro ecológico que hemos causado a lo largo de nuestra historia en este planeta.
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